Por Centroeuropa II: Ratisbona (Regensburg)


Ratisbona  (Regensburg en alemán) es una ciudad muy bonita con una super catedral (el Regensburger Dom) y el Steinerne Brücke (puente de piedra), un imponente puente muy antiguo construido en fecha tan temprana como el siglo XII. No tuvimos mucha suerte para admirarlo porque estaba en obras y cubierto de andamios.
La ciudad está en el centro-este del estado federado de Baviera, Alemania, en la confluencia de los ríos Danubio y Regen, cuyo casco histórico es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde el 13 de julio de 2006.
El casco viejo de la ciudad está casi intacto y conserva abundante arquitectura románica y gótica. Por ello Ratisbona fue admitida en 2006 en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, abarcando un área protegida de 182,8 ha y una zona de respeto de 775,6 hectáreas. La decisión conlleva apoyos financieros por parte de la Unión Europea.
Los dos grandes símbolos arquitectónicos de la ciudad son la Catedral de San Pedro y el puente de piedra que cruza el Danubio desde 1146.
A diez kilómetros al este de la ciudad, sobre el Danubio se encuentra el monumento llamado Walhalla (Sala de los caídos) y diseñado sobre la base del Partenón griego.6 Ideado por Luis I de Baviera en 1807, es un recordatorio de la historia germánica a través de 1800 años, que fue inaugurado el 18 de octubre de 1842 y en el que se muestran bustos de personajes de todo tipo. Cuando se inauguró había 160 personajes (96 bustos y 64 placas conmemorativas), habiéndose ampliado poco a poco hasta llegar a las 195 personalidades de hoy (130 bustos y 65 placas). Solo 12 corresponden a mujeres. Aunque pertenece al estado federado de Baviera, cualquiera puede proponer una nueva personalidad de la familia lingüística germánica (es decir, no solo alemanes, sino también austriacos, holandeses, británicos o escandinavos). Uno de los requisitos es que lleve fallecido al menos veinte años y se asuman los costes del nuevo busto. La decisión final corresponde al Consejo ministerial de Baviera.

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Los Navalucillos

Vámonos a Cabañeros. He visitado Navalucillos con un grupo de excursionistas formado mayoritariamente por chicas (yo no soy tonto!). Decir que partimos de Toledo, desde donde nos hemos dirigido a Los Navalucillos, al pueblo, donde empezamos la excursión previa paradita en un bar donde reponer fuerzas.
Después nos dirigimos con el coche hasta una de las entradas del Parque nacional de Cabañeros donde hay un puesto de información y donde hemos tenido espacio para aparcar. Allí ha empezado nuestra caminata a través de los Montes de Toledo hasta “el Chorro”.
La ruta en sí fue poco exigente, así que yo se la recomiendo a todo el mundo que quiera hacer un poquito ejercicio y disfrutar de la naturaleza sin cansarse demasiado. Tardamos más o menos una hora en ir y una hora en volver. Estamos hablando de casi nueve kilómetros de ida y vuelta, lo confieso, fuimos a buen ritmo. Casi todo el trayecto de ida tiene una pendiente suave hacia arriba, con solamente un último tramo de veinte minutos de subida más pronunciada, pero que aún y así se subía sin tener que estar en forma atlética.
Buena parte del trayecto discurre al lado de un arroyo en el que algún cartel informativo prohíbe el baño, lo que con el frío no nos ha fastidiado mucho tampoco. Habrá que ver en verano... Paisaje muy bonito dominado por plantas de jara pringosa en las zonas soleadas y por robles en zonas más umbrías. Poco a poco el encinar gana terreno. Y junto al arroyo del chorro vegetación de ribera, con tejos, acebos y abedules aislados.
Por el camino también hemos podido observar muchas zonas con rocas trituradas por la alternanza de frío y calor en la zona y luego unos carteles informativos nos han enseñado que la roca dominante en la zona es la cuarzita. Y para roca grande y bonita, el pico del Rocigalbo, que nos acompaña al fondo gran parte del camino.
El destino final es “El Chorro”, un bonito salto de agua en un lugar recogido con la apariencia de un pequeño santuario. Luego he podido comprobar que realmente es un santuario donde tras la última glaciación se han refugiado plantas amantes del frío como helechos y otras plantas que crecen en las rocas y de nuevo el tejo, un árbol que está en retroceso. Nos encanta quedarnos un rato contemplando esta cascada de 18 metros.
Ya que estamos aquí, deciros que el Parque Nacional de Cabañeros es uno de los catorce espacios naturales más emblemáticos de la naturaleza española. Fue galardonado con la máxima figura de protección en 1995 para preservar una singular muestra del monte mediterráneo. De sus valores naturales destacan los bosques y matorrales mediterráneos, los bosques de ribera, las turberas y algunos enclaves relícticos de vegetación atlántica, con la flora y fauna asociada a cada uno de estos ecosistemas, entre las que se encuentran algunas especies amenazadas como el águila imperial, la cigüeña negra y el buitre negro. En el paisaje, dos grandes estructuras geográficas resaltan: las sierras y las rañas. Las primeras se formaron hace 300 millones años y culminan a 1.440 metros de altura en el pico Rocigalgo, del que os hablaba antes; el bosque mediterráneo alcanza en ellas su máxima diversidad. Las segundas son planicies anchas a pie de montaña resultantes de la erosión de las sierras; las rañas están representadas por llanuras, antiguamente cultivadas, salpicadas de árboles como las encinas, donde suele ser fácil la observación de fauna.
El camino de vuelta fue más fácil aún que el de ida, por ser de bajada. Comimos al lado del camino, bajo un sol cálido agradable antes de seguir nuestro deambular hasta nuestros coches y otra vez para Los Navalucillos, donde terminamos donde empezamos, en el bar del pueblo, comentado la jugada y las futuras excursiones.

Por Centroeuropa I: Munich, Oktober Fest y algo más


De mis primeros días en Alemania casi no hay fotos porque perdí el móvil en el oktober. Las que publico aquí son de después en Munich.
Comenzamos por Constanza, de donde poco hay que contar porque solo estuvimos un día. Fuí en autobús con Ana y Marcel desde Zurich tardando solo una hora para llegar.
Ciudad muy bonita junto al lago Constanza, un lago enoooorme. Allí visitamos la casa de Jan Hus. Jan Hus era un predicador checo que criticaba las prácticas de la Iglesia Católica de perdonar los pecados de los feligreses a cambio de donaciones económicas a la Iglesia y fue quemado en Konstanz acusado de hereje. Aparte de eso, Jan Hus también reformó la lengua checa, de hecho fue él quien propuso la escritura del checo basada en los signos diacríticos actualmente en uso. En la misma ciudad está la frontera con Suiza.
Al día siguiente partimos desde Konstanz hacia Múnich, en coche, pasando por Austria rodeando el immenso Lago Constanza.  
Estuvimos en Munich tres días. Coincidiendo justo con el ultimo finde del oktober, aunque tenemos que admitir que no fue una coincidencia ;).
Es complicado encontrar sitio para dormir a buen precio en esas fechas en la capital bávara, así que nos hospedamos en Ausburg, una bonita ciudad a treinta minutos de Munich en tren.
Decir que la tercera ciudad de Alemania es un centro financiero y editorial. Allí están por ejemplo Siemens o la BMW.
Múnich quedó destruida tras los bombardeos sufridos durante la Segunda Guerra Mundial. Tras una intensa rehabilitación la ciudad fue perfectamente reconstruida y se convirtió en uno de los destinos turísticos más atractivos y populares de Alemania.
A mí personalmente, de nuestros paseos por la ciudad, me gustó mucho el Marienplatz, es el centro y el alma de Munich desde tiempos inmemoriales.
En ella se encuentran edificios tan importantes como el Ayuntamiento. Muy bonito también, por cierto, Construido entre 1867 y 1908 con un recargado estilo neogótico, el Ayuntamiento Nuevo de Munich es uno de los edificios más característicos de la ciudad.
Y por supuesto, no me pude resistir a entrar en algunas de las muchas tabernas que tiene Munich y tomar una cervecita.
Permitirme que os diga, valga la comparación, pero a mí el oktober (en realidad comienza en septiembre) me recuerda algo a la Feria de Abril de Sevilla). Cambiamos el rebujito por la cerveza y las casetas por barras corridas de bar, y ahí lo tenemos. Ojo que el lugar está muy vigilado y cuando ven que hay alguien que sufre ya los efectos del alcohol, echan a todo el grupo.
Las fotos que tengo también son una mierda por la misma razón, perdí el móvil. Y las fotos que tengo del oktober son del lunes cuando fuimos a objetos perdidos a ver si lo encontrábamos y ya estaban recogiendo. Así que se puede decir que lo que pasó en el oktober se quedó en el oktober.





Ni que decir tiene que la cerveza que bebimos en Munich fue la Paulaner, una Weissbier (cerveza de trigo) muy popular allí.

Nochevieja en Sevilla

Esto es un experimento sociológico. Esa al menos era nuestra intención, cuando decidimos ir a pasar la nochevieja en Sevilla; conocer cómo se vive la fiesta en otras ciudades. Y la verdad es que mereció mucho la pena.
Decir que la nochevieja fue muy similar a la de otras ciudades, pero la experiencia fue gratificante. Os cuento. 
Para empezar: chapeau a los taxistas de Sevilla, que siempre me han tratado genial. La tarde del 31 la empleamos en dar una vuelta por la ciudad. Vimos el río Guadalquivir y la Torre del Oro. Nos acercamos a su enorme catedral y la Giralda. Nuestro hotel estaba al lado del parque de María Luisa, y lo atravesamos andando; precioso. Después fuimos pasando delante de preciosos palacios, como el Archivo de Indias, etc.
Todo precioso, la verdad, nos sorprendió muchísimo. Sevilla no tiene nada que envidiar en cuanto a majestuosidad a ninguna ciudad del mundo.
Después ya, volvimos en taxi al hotel a ducharnos, y quedamos con el taxista en que nos recogiera a las once y media. Cuando pensábamos que no llegaría, ahí estaba, puntual.
Cenar, cenamos muy cerquita de la Giralda, en un bar de esos para guiris que hay detrás de la Catedral, muy cerquita de los Reales Alcázares. El lugar era un bar para guiris, pero encontramos dónde cenar, bueno, tapear, cuando nos veíamos en ayunas, y no fue muy caro. Eso si, tardaron bastante.
Nos enteramos por el camino y nos fuimos a tomar las uvas a la plaza Nueva, donde se viven las campanadas de maravilla. Totalmente recomendable. No hace frío, y además no hay agobios, como los que puede haber en la puerta del Sol de Madrid.
Después de eso, nos metimos a celebrar el año nuevo (20119 en una discoteca. El lugar no estaba mal. Nada del otro mundo. Lo mejor, la compañía.
Al día siguiente, descansamos mucho, y salimos ya de noche a dar una vuelta. Llamé a mi amigo Íñigo, que hacía tiempo que no lo veía, y es de esas personas que apetece ver. Un gran cicerone, nos enseñó todo y nos trató genial.
Fuimos con él a la Alameda de Hércules, donde visitamos varios bares de todos los estilos. A alguno le dijimos que ya era día 2, y que estaba prohibido fumar, y no nos hicieron caso, así que nos enfadamos.
Así que después de otra gran noche, con pocas energías y voces bastante dañadas, aprovechamos nuestro último día en Sevilla para conocer uno de los lugares más bonitos del mundo: la plaza de España.
Genial, la plaza de España. Nos hicimos mil fotos, cada uno en su provincia favorita. No me extraña que el lugar salga hasta en el episodio II de Star Wars.
Nos marchaos de Sevilla con buen sabor de boca y ganas de más (la verdad es que volvimos).
Para otra ocasión, os contaré mis aventuras en la Feria de Abril. Pero esa es otra historia.