Pues como veo que os mola esto de las playas, os voy a recomendar una; una playa de esas que todavía no está siempre llena de turistas y niños jugando a las paletas, una playa de piedra, sí, pero que ha conservado todo su encanto, y en un pueblo encantador. Y esta joya está escondida en el Levante español. Es Altea. Al contrario que Calpe o Benidorm, Altea ha mantenido sus playas de piedra, lo que ha sido un gran acierto para todos aquellos que quieren disfrutar de olas sin masificación. Las olas son tremendas y además me encantó el arroz negro que comí en uno de los restaurantes junto al puerto. Por cierto que, hablando del puerto, no os perdáis el amarre y descarga de pesqueros desde las cinco de la tarde. Pero Altea también tiene el encanto de uno de los pueblos más bonitos y bohemios de la zona. Yo os recomiendo callejear por el casco antiguo de Altea, tan lleno de paredes encaladas, jazmines y geráneos. Por sus empinadas calles, se disfruta a un tiempo de la artesanía local ...
Blog de viajes. Nuestra mascota, la marioneta Pumuky, recorre el mundo, y aquí nos cuenta sus travesías y da algunos consejos.