Suiza IV: Frutigen




Y después de un día pleno de viajes y aventuras, llegó el merecido descanso del guerrero.
Fue en Frutigen, un precioso pueblecito entre las montañas. Desde allí compartimos todos algunas de las vistas más espectaculares de nuestra vida. Hay quien dice incluso que la manchita que se movía al fondo dando saltos era Heidi. Pero yo no lo tengo muy claro, porque mis ojos son de pintura sobre madera, y no acierto a ver tan bien como los humanos.
Se trata de la capital de la zona, con preciosas casas bajas y una naturaleza desbordante. También llama la atención el gran túnel y el puente que lleva el tren a través de las montañas.
Pero bueno, siguiendo el ejemplo de la serie, nos tiramos ladera abajo, tipo croqueta. Muy divertido, aunque si tus piernas y brazos son de cuerda, tienen el riesgo de mancharse de verde.
Mis amigas habían alquilado una preciosa casa de madera. ¡De madera, como yo!
Y finalmente, mi tiita Inma me hizo una cama, y allí puede descansar, previa lectura de unas páginas del Quijote, para seguir con el tema del día.
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