Cada vez que recorro Lucerna, recuerdo por qué estoy enamorado de Suiza. Lucerna es una de las ciudades más bellas que yo he conocido. Perderse por sus bulliciosas calles es todo un espectáculo para la vista. Comienzas a recorrer su centro histórico, a las orillas del Lago de los Cuatro Cantones (Vierwaldstättersee) y no puedes dejar de mirar a sus coloridos edificios, tan repletos de detalles. En cada esquina o en cada fuente hay una pequeña sorpresa, algún pequeño duende, como yo, sólo visible para los visitantes curiosos, o nada menos que doscientos cisnes, que a mí me quieren picar y comer con esos picos tan grandes. Y, cómo no, me dio tiempo a alternar un poquito en las turísticas terrazas. Pero cuidado, no seas muy escandaloso, que en Lucerna está el león más grande que yo haya visto jamás. Y aunque esté dormido y sea de piedra, a mí me da un poquito de miedo... No me acerqué mucho. Me encantaron también las murallas de Lucerna. De día y de noche. Por la noche, son pr...
Blog de viajes. Nuestra mascota, la marioneta Pumuky, recorre el mundo, y aquí nos cuenta sus travesías y da algunos consejos.