En realidad, El Espinar es un pueblo casi minúsculo, como otras muchas localidades de la Arquitectura Negra de Guadalajara. Nosotros veníamos de Valverde de los Arroyos. Pensábamos dar una vuelta más grande por los pueblos del entorno, pero nos entretuvimos demasiado en Cogolludo y la chorrera de Despeñalagua, así que nos vinimos directamente a El Espinar. Para otro día hemos dejado Palancares, Amiruete y, sobre todo, Tamajón. Allí está el Palacio de los Mendoza, vestigio del esplendor que tuvo el pueblo, y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XIII, de origen románico, del que tan sólo conserva el muro sur. También podemos ver la antigua fabrica de vidrio, el Monasterio de los Franciscanos o el Ayuntamiento, entre otros. Es ideal para las personas que les gusta la naturaleza y el Patrimonio Cultural. Pero, sobre todo, admirar la Ciudad Encantada, similar a la de Cuenca. Se trata de grandes formaciones de piedra caliza labrada con el paso del tiempo por el agua...
Blog de viajes. Nuestra mascota, la marioneta Pumuky, recorre el mundo, y aquí nos cuenta sus travesías y da algunos consejos.