Muy muy cerquita de Almonacid, llegamos a otro castillo, el de Mascaraque.
Es un bonito castillo, privado, restaurado y cerrado al público. Me hubiera gustado verlo por dentro, e investigar así si era allí donde el malvado fantasma raptó a doña Jimena. Pero nos tuvimos que conformar con verlo por fuera, y asombrarnos con su preciosa puerta bajo una estrella de cinco puntas.
Ummmm, si no supiera que en Toledo ya no queda de eso, me preguntaría si no será cosa de magia negra.
Pero no. En seguida me convencí de que este castillo no era el que buscaba. No fue sólo la puerta de agujero hobbit, o el buen rollo que desprende el castillo. Es que, por lo que vi, perteneció a Juan de Padilla. Y después de mi aventura con la princesa y el comunero, estoy convencido de que los comuneros son los buenos. ¡Seguro que el malvado fantasma está relacionado con Carlos I!

Bonita es también la plaza del Ayuntamiento, recién restaurada. Y como la visita a Mascaraque nos duró sólo quince minutos, terminamos tomando una cañita con tapa de aceitunas gordas en el Patio Castellano, un bar donde se puede tomar uno una caña tranquilamente, imaginándose que puede aparecer Dulcinea en cualquier momento.
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