Ruta Toledana III - Escalonilla

Dos días con sus dos correspondientes noches tardaron los intrépidos aventureros en llegar al camposanto. Hubo en su tiempo una emprendedora aldea, con su fuente, con su tiendas, con sus jardines... y con su cementerio. Tantas veces ultrajado, tantas veces asediado, rota su paz santa, su mundo de cruces visigodas.
Allí legaron los valientes tras dos largos días con sus dos correspondientes largas noches. Y allí, una vez más, ella no estaba, porque nada quedaba. Sólo fantasmas.


Jordi: Grrr, esto me da grrr miedo. Suena a fantasmas, no escuchas Trompi.

Trompi: la verdad es que no escucho nada.

SSSSSSSSSSHHHHHHHHHHHHHH

Los tres: ¿qué ha sido eso?


Pumuky: creo que sí, que son espíritu, que sienten nuestra presencia, que saben que estamos aquí y que necesitamos algo, que buscamos a alguien.

Jordi: Grrrrrr, pero serán amistosos... Grrrrrrr, bueno, los dragones nunca tenemos miedo...

SSSSSHHHHHHHH

Jordi: Ay!!!

Pumuky: calmaos los dos. Me vais a volver loco. Pesad, actuad con la cabeza, pero no olvidéis el corazón. Mi amada dijo que devolviéramos a la tierra las pertenencias de la tierra. Devolver el polra vo al polvo, la hiel a la hiel. Estos restos que había junto a la nota aquí deben de caer.
Pumuky dejó caer las pertenecias de aquel y...
SSSSSHHHHHHH.
La tierra pareció abrirse, los árboles se balancearon, el cielo se nubló y tras un enorme estruendo, la calma.
Al rozar la primebrizna los fantasmas sintieron que sus pertenencias volvían, una luz iluminó un pequeño rincón. Al acercarse, junto al arrollo, brillaba algo que... no fue el escondite fue una nueva nota.

Pumuky: hasta estos legajos que me acercan más a ella me entristecen, el buscarla significa que está lejos, lejos de mi, con alguien que en realidad la quiere, no la ama como yo. Pero siempre será un paso más. Cada nota es un eslabón menos hacia el fin de su cadena. Hasta su liberación.




'El agua que aquí fluye se estanca en mi escondite.
El agua que aquí corre descansa en mi escondite.
El agua que aquí es pequeña se crece en mi escondite.
El viento que aquí sopla modela mi escondite.
Búscame en la orilla más alta y antigua que allí está mi escondite'.






El pueblo de Escalonilla surge de la unión de ciudadanos de tres antiguas villas (Casasalbas, Veragüe y Nohalos) diezmadas durante la edad media por la peste. Sus sobrevivientes fundaron lo que hoy es la actual población. De las antiguas, apenas queda este cementerio visigodo, en medio de un monte, del que de vez en cuando los conejos desentierran algún hueso o una piedra tallada, cuando no una sorpresa en forma de cerámica.
Del pueblo, os destaco la magnífica iglesia del siglo XV, que cuenta con un retablo barroco del XVIII que es precioso. El cura es buena gente, así que si lo encontráis, pedidle que os lo explique.
Y para tomar una copa, los jóvenes del lugar suelen acercarse al Meson El Lobo.
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