Arquitectura Negra VI: Majaelrayo

Con Majaelrayo cerramos nuestro paso por la Arquitectura Negra de Guadalajara. Pensaba que había perdido todas las fotos de esta localidad cuando se nos estropeó la tarjeta. Pero no, he conseguido dos que tenía en facebook.
Como os decíamos al hablar de Campillo de Ranas, llegamos a Majaelrayo porque nos perdimos. Íbamos hacia el Burgo de Osma y nos perdimos. El GPS nos mandó primero por una carretera que estaba deshecha. Después, nos metemos por un descenso espectacular, en vía de cemento, con esquirlas de pizarra en los bordes. La vista es preciosa, una cuesta empinada y larga, llena de curvas imposibles. Pasamos por un puente también de pizarra y la cuesta arriba no es ni mucho menos tan peligrosa como la bajada. Después el GPS nos mete por una pista forestal; primero kilómetro y medio, después aproximadamente nueve. El sitio también es tremendamente bonito, un bosque entre la montaña. Creo que desde entonces, tendré polvo en el coche por toda la eternidad. En un momento dado, se nos cruza Bambi por delante. ¡Suerte que no corríamos!
La pista sale a la carretera en una curva, en la que el GPS nos dice que sigamos recto. Interpretamos que es a la derecha. La carretera es también una pasada, incluso invadida por la vegetación, entre montañas. Justo al entrar, perdemos el GPS y nos extraña que no lleguemos a una rotonda que nos había anunciado. Después de un rato, vemos un pueblo negro. ¡Qué raro! Al momento, un cruce hacia Tamajón y Majaelrayo.
Allí vamos, y paramos en el primer bar, nos imaginamos que el único. El chaval lo flipa con el GPS, aunque ya están acostumbrados por allí. El caso que es estamos al lado de Campillo después de hora y media en el coche. El bar está genial, con un montón de entradas de conciertos heavies. Allí comemos y después vemos el pueblo. Al menos, habíamos pasado una bonita aventura y hemos visto una carretera, nos informan allí, de las más bonitas de España.
Estamos a mil doscientos metros, en plena sierra de Ayllón, en una de las laderas del Ocejón. Majaelrayo es uno de los principales pueblos de la arquitectura negra por su urbanismo y sus tradiciones folclóricas ancestrales, lo que le convierte en parada obligatoria. Casi todo su conjunto está formado por edificaciones características y bien conservadas, ya sabéis, casitas totalmente negras, hechas de pizarra, con pizarra en los suelos, pizarra en los tejados , en los cerramientos y pizarras incluso en las verjas de separación de fincas. Porque lo que distingue a Majaelrayo de otras localidades de la zona es que las casas de este pueblo tienen corrales y patios delanteros, no están tan pegadas. Muchas son de dos plantas, con bonitas balconadas.
En cuanto a los monumentos, destaca tan sólo la parroquia de San Juan Bautista. En esta iglesia con dos porches adosados en el lado sur, ambos con estructura de madera, uno como protección de la entrada y, el otro, como atrio de estancia y reunión con un banco corrido en sus tres lados. En el muro de los pies se levanta la espadaña, triangular, muy esbelta con dos huecos para campanas, construido con mampostería de pizarra y rematada con sillares de piedra blanca.
La economía de Majaelrayo históricamente se ha basado en la ganadería y en la explotación del bosque para fabricación de carbón vegetal. En 2008 eran pocos los habitantes que residían de forma permanentemente en el lugar, pero en los últimos años el municipio ha recuperado algo de población. Hoy son casi un centenar.
Decir que Majaelrayo está rodeado de parajes singulares entre los que destacan el Pico Ocejón (2.058 metros), al que se puede ascender desde el pueblo, el pico Campachuelo, algo más bajo que el Ocejón, la Ribera del río Jaramilla y el Arroyo y Cascada de la Matilla. En cuanto a la fauna y flora del lugar presenta especies cinegéticas mayores y menores, así como varias especies de aves rapaces, junto con robles, carrascos, fresnos, abedules, tejos, sauces, chopos, carrizos, avellanos y plantas aromáticas.
En cuanto a las fiestas, nos acercamos a las del Santo Niño. Se celebra el primer domingo de septiembre. En ella participan ocho danzantes, además de seis guías, seis guardas y un director de baile. Se visten los danzantes con una saya blanca almidonada, pantalones y blusa del mismo color. Llevan a cabo diversas danzas ante la iglesia y en otros lugares del pueblo. Es una fiesta considerada de Interés Turístico Regional.
Después de ver el pueblo, volvemos por la bonita carretera, tomamos correctamente la curva equivocada, y hacia Castilla y León, a Riaza.

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