Tito Rodri y tita Tati son geniales. Ellos fueron los primeros en llevarme a Granada, aunque luego haya vuelto varias veces. De hecho, en una semana, me enseñaron Ávila y Granada. Aprovechando que no estaba mamá, hice de todo lo que no me deja. Bebí, fumé... Y porque no me dejaron, que si no, seguro que hasta habría ligado, como hice en Tallín. Luego he vuelto allí con tiita Mária, tiito Justo y la terrible tiita Meri, que tanto me envidia, y siempre me quiere arrancar una orjea. Siempre que voy a Granada, intento pasarme por cinco sitios que para mí tienen algo especial. El zoco, junto a la Catedral es un torbellino de colorido. Para empezar, un consejo, acude siempre con las manos en los bolsillos, y cuando lleguen las gitanas con la ramita, diles que ya te ha leído la mano su hermana. Luego, aún sin saber regatear, sacas buenos precios a lo que quieras comprar. Pero basta decir que no quieres algo un par de veces para que los vendedores, jugando como que estás regateando, te rebajen...
Blog de viajes. Nuestra mascota, la marioneta Pumuky, recorre el mundo, y aquí nos cuenta sus travesías y da algunos consejos.