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Viaje a la Acalrria IX: Tendilla

"Tendilla es un pueblo de soportales planos, largo como una longaniza y estirado todo lo largo de la carretera. En este pueblo es donde tiene un olivar el escritor don Pío Baroja, para poder tener aceite todo el año"


¡Qué tarde que es ya! ¡Vaya día más bien aprovechado! Después de recorrerse media Alcarria, el grupo llega a Tendilla por recomendación de Paloma y de Pumuky, que lo había conocido de casualidad en fiestas y le había encantado. Los jóvenes llegan a Tendilla ya de noche, en una noche fría. No obstante, no les duelen prendas en hacerse unas fotos en sus bonitas ruinas y sus soportales, e incluso tomar una caña, que Tendilla es un buen pueblo para tomarse unas cañas. Lo que no salen muy bien son las fotos. No había luz, ni tiempo para estar al fresco en la calle preparándolas. Pero qué se le va a hacer. Otra vez será. Pumuky quiere volver de nuevo a Tendilla con más tiempo, como la primera vez, en las fiestas de las Mercancías, y esta vez sí, hacerse mil fotos en un pueblo engalanado de medieval, en el que incluso se encontró con un torneo.
Tendilla es un pueblo donde Cela tiene mala suerte con los animales. Como los chicos, llega allí desde Sacedón, en su caso, en un bullicioso autobús, para hacer trasbordo hacia Pastrana, y decide comer. Se toma algo en una taberna, donde una joven no conocía a Baroja. El encontronazo con una perra agresiva le impide comer en el parador, y se va a una fonda, donde sí le dan alimentos, y es atacado, en este caso, por una oca, que le picotea sus posaderas. Da una vuelta por el pueblo, como, efectivamente, en la fonda, y se va andando hasta el empalme, donde encuentra un merendero en el que está tan a gusto que se queda dormido (él diría durmiendo, que no es lo mismo), hasta que lo despierta el autobús.
Pumuky y sus jóvenes amigos no tienen tanto tiempo, pero sí disfrutan tranquilamente del pueblo, que ya las fuerzas escasean. Sobre todo, se dejaron deleitar por la iglesia parroquial, que te sorprende por su gran tamaño a la entrada desde Sacedón, junto a la plaza Mayor. Sorprende por su gran tamaño y porque, en principio, no sabes si es un edificio hábil o una ruina. En realidad, no está acabada, y es realmente atractiva. Por lo que he visto en internet, tiene que ser restaurada, y como el pueblo es tan pequeño, apenas hay dinero, por lo que pide donativos.
Se trata una obra arquitectónica del siglo XVI bajo la advocación de la Asunción de la Virgen. Cuando estaba concluida la capilla mayor, el crucero, los principios de las tres naves y casi toda la fachada principal, se suspendieron las trabajos, y no se terminaron las partes secundarias, cuyos cimientos, tenían ya tres metros de altura. Se completó la obra con menos presupuesto y más prisa, aunque quedaron sin acabar las grandes columnas que soportaban las ensalzadas bóvedas en los muros laterales. A los pies observamos también los fundamentos de las dos torres que originalmente se querían levantar. Sobre uno de ellos, se construyo en el siglo XVII la torre actual. En el interior destaca el patio, donde se ha construido posteriormente un atrio cubierto por un tejadillo.
Allí mismo, los jóvenes comienzan a caminar por los soportales de la calle Mayor, de casi dos kilómetros. Las casas se sostienen por columnas de madera o piedra. No hay dos columnas iguales y muchas provienen de las ruinas de los alrededores. Asimismo se conservan al menos tres escudos nobiliarios en las calles de la villa. Los soportales de Tendilla fueron declarados de Monumento Histórico-Artístico de interés cultural. Pero lo que más alegró a Pumuky y a sus amigos fue encontrar allí un bonito bar abierto.
Para la próxima vez, queda la visita al Museo Etnológico de Tendilla, situado en una casona del siglo XVIII. Allí se muestran objetos relacionados con la forma de vida tradicional en esta localidad alcarreña y sus alrededores.
Quizás lo hagan durante las fiestas de las Mercancías, que, como decimos, Pumuky ya se había encontrado unos años antes de casualidad. Data, nada menos, que del reinado de Juan II de Castilla, y hay constancia de que se celebraban en 1484. Se trata de una feria medieval basada en la mercadería y el ganado con gran variedad de puestos, venidos desde todos los rincones, con piezas de artesanía (cestería, vidrio, marroquinería, cerámica...), derivados de la miel, cárnicos, vitivinícolas, antigüedades, plantas medicinales En la feria además podemos encontrar actividades como exhibición de cetrería, espectáculos ecuestres, carreras de galgos, exhibiciones de ganado y la presencia del autóctono de oveja y cabra, así como la degustación de la especialidad del pueblo durante la feria (las migas), animación de calle con teatro y música de dulzaina y tambor, actuación de rondas de la provincia, visitas guiadas por los principales monumentos de la localidad o el torneo medieval que tanto sorprendió a nuestra marioneta amiga.

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